Nueva era en la anatomía patológica

Retos y oportunidades en el camino hacia la medicina de precisión

02 barbareschi

Entrevista con el Dr. Mattia Barbareschi, director de la unidad quirúrgica multizona de anatomía patológica del Hospital Santa Chiara de Trento, Italia.

  • Director de la unidad quirúrgica multizona de anatomía patológica del Hospital Santa Chiara de Trento.
  • Director del Departamento de Medicina de Laboratorio, Agencia Provincial de Servicios de Salud, Trento.
  • Especialista en Anatomía e Histología Patológica.
  • Doctorado en Patología Humana.
  • Director científico de la revista “Pathologica”, publicación oficial de la Sociedad Italiana de Anatomía Patológica y Citología.
  • Autor de 232 artículos en revistas científicas internacionales e italianas.

1. ¿Cuál es la función de un patólogo? ¿Y qué influyó en su carrera profesional como médico a la hora de elegir la especialidad de anatomía patológica?

La anatomía patológica estudia los órganos, los tejidos y las células humanos para realizar un diagnóstico basado en el análisis de sus características morfológicas macroscópicas y microscópicas y en sus características biomoleculares. El conjunto de órganos, tejidos y células que se extraen en entornos ambulatorios o en el quirófano se analizan en la unidad de anatomía patológica. Las áreas de diagnóstico abarcan desde la prevención poblacional del cáncer (p. ej., cribado del cáncer de cuello uterino), hasta el diagnóstico de diversos procesos inflamatorios y el diagnóstico (o la exclusión) de neoplasias malignas y su estadificación. Las autopsias son otra área en la que trabajan los patólogos y, aunque estamos mucho menos involucrados en ellas que en otras áreas, la población general nos conoce más en relación con ellas. Las autopsias tienen como objetivo averiguar las causas de la muerte en los casos en los que no hay pruebas clínicas claras, lo que permite a los médicos comprender mejor la evolución clínica de sus pacientes. Así pues, el diagnóstico del patólogo constituye la base para definir la naturaleza y planificar la terapia en la mayoría de neoplasias y en cientos de enfermedades inflamatorias. Las evoluciones más recientes de nuestra disciplina nos sitúan a la vanguardia a la hora de establecer los parámetros esenciales que permitan utilizar los criterios de la medicina de precisión y, de este modo, se administre el fármaco adecuado al paciente adecuado. En consecuencia, la información proporcionada por el departamento de anatomía patológica no solo se convierte en una definición de una determinada enfermedad, sino también en la base para un tratamiento correcto y efectivo.

En definitiva, se trata de una rama fascinante de la medicina que destaca por su alto contenido cognitivo y su rápido desarrollo y evolución, que se basa en los nuevos conocimientos se van adquiriendo día a día. Tuve la suerte de que mi padre (también patólogo) me introdujera en este mundo. Así, desde niño, me sentí fascinado por la posibilidad de ver un mundo misterioso y emocionante a través de un microscopio. Mi padre apoyó mi interés y ambos tuvimos la suerte de poder compartir esta profesión. Y yo puedo sentirme afortunado de haberlo tenido entre mis maestros durante los primeros años de mi profesión.

2. ¿En qué consiste exactamente su función de director de la unidad quirúrgica del área de anatomía patológica? ¿Cuáles son las satisfacciones y las dificultades de su línea de actuación?

La función de un director abarca múltiples niveles, tanto técnicos y profesionales como directivos y administrativos. Además, creo que el elemento interpersonal es uno de los factores esenciales; de hecho, para que afloren los talentos de los colaboradores, es imprescindible conseguir que estos se encuentren en condiciones relacionales y profesionales óptimas. Es un trabajo que implica empatía, capacidad de escucha y voluntad de implicación directa. Por supuesto, un director debe disponer de las competencias y las capacidades adecuadas en los aspectos técnico, profesional y organizativo y, a además, aportar su propia experiencia, competencia y visión estratégica. Sin embargo, ya no se prevé que un director sea competente en todas las áreas de una profesión tan amplia y en constante evolución.

La función del director consiste en saber cómo resolver el problema de la complejidad en escenarios que cambian constantemente, tanto en términos de conocimiento como de recursos, mano de obra y materiales. Por lo tanto, es necesario poner a los colaboradores en las mejores condiciones para que aumenten de forma continua sus habilidades profesionales, hasta que la función técnica o profesional del director acabe siendo superflua.

Barbareschi work (1)

3. ¿Cómo se estructura el proceso de diagnóstico de un análisis histológico y cuáles son las innovaciones más recientes y prometedoras en su campo?

El proceso de diagnóstico es una especie de carrera de relevos en la que el testigo que cambia de manos es el biomaterial del paciente, cuya identificación, manipulación y análisis corre a cargo de múltiples actores. Los biomateriales que llegan a nuestros laboratorios son procesados por personal técnico altamente cualificado que produce secciones muy delgadas muestras de tejido (de 2 a 3 milésimas de milímetro de espesor), las fija en soportes de vidrio (los portaobjetos) y las colorea con una variedad de reactivos químicos, anticuerpos monoclonales y sondas de ácido nucleico. Estos reactivos permiten al patólogo utilizar luz transmitida o fluorescente para evaluar la morfología de tejidos y las células, así como para analizar sus características biomoleculares in situ en términos de expresión de proteínas o de alteraciones del ADN o del ARN.

Además, esos mismos biomateriales se analizan con una amplia variedad de tecnologías que abarcan desde la citometría de flujo hasta numerosas técnicas de biología molecular, inclusive las denominadas técnicas de secuenciación paralela masiva o “secuenciación de nueva generación”. Estas investigaciones biomoleculares están revolucionando tanto la forma de clasificar e identificar las neoplasias como la posibilidad de adoptar terapias más adecuadas y prometedoras. Algunas de estas terapias son tan efectivas, que han cambiado por completo el curso natural de ciertas enfermedades, que antes tenían un mal pronóstico, pero que ahora pueden tratarse con éxito.

Por último, ahora nos encontramos en una fase de transición, pues estamos pasando del uso del microscopio óptico al escaneado digital de portaobjetos, lo que produce una imagen del portaobjetos que puede analizarse en un monitor de alta definición. Esta transición a una “anatomía patológica digital” no solo aporta numerosas ventajas desde el punto de vista organizativo, sino que además abre la puerta a las extraordinarias posibilidades que ofrecen las tecnologías de inteligencia artificial que, en el futuro, podrán ser un apoyo válido para los diagnósticos tradicionales.

4. ¿Qué retos ve durante los próximos 10 años para los laboratorios de anatomía patológica y para los propios patólogos?

Los retos se encuentran en múltiples niveles, tanto organizativos y cognitivos. Hoy en día es fundamental que los laboratorios cuenten con sistemas de rastreabilidad y control de procesos y, aunque se trata de una tecnología bien desarrollada, todavía no se ha implantado de forma generalizada en todos los laboratorios. Los laboratorios también tendrán que encontrar formas de optimizar y concentrar los recursos humanos e instrumentales, pero manteniendo al mismo tiempo una estrecha relación con los compañeros de los departamentos clínicos. Este reto difícil, pero inevitable, puede abordarse de forma más sencilla con las tecnologías digitales.

Sin duda, el aumento de conocimientos exigirá que los patólogos individuales estén cada vez más especializados, pues se les pedirá que proporcionen más información en determinados campos. Pero, al mismo tiempo, un patólogo debe mantener una visión global de todas las patologías para detectar situaciones inusuales que puedan producirse fuera de su contexto natural. El número de patólogos también es motivo de preocupación: en la actualidad, el número es limitado e insuficiente para cubrir las necesidades clínicas.

Un área de particular interés es la explosión del conocimiento biomolecular, que se integrará cada vez más en los diagnósticos tradicionales y, en ciertos contextos, incluso los sustituirá. Piense, por ejemplo, en la prevención del cáncer de cuello uterino. En el pasado, la prueba principal era la prueba de Papanicolaou, es decir, un análisis morfológico en el microscopio de las células del cuello uterino. En la actualidad, la prueba de Papanicolaou ha sido completamente sustituida por el análisis biomolecular de la presencia del papilomavirus humano (PVH). El análisis morfológico sigue siendo una base fundamental, pero el número de pruebas de este tipo que se realizan en la actualidad es limitado.

5. ¿En qué aspectos tecnológicos debe centrarse el sector sanitario mientras colabora con la comunidad científica para mejorar aún más la calidad y la precisión del diagnóstico de las muestras histológicas?

Este aspecto será fundamental para poder afrontar los retos de los que acabamos de hablar. La rastreabilidad y la automatización serán temas integrados en los que habrá concentrar una mayor cantidad de energía. Rastreabilidad significa la interconexión de todas las fases de trabajo, desde la identificación del paciente y la consiguiente solicitud de análisis, hasta la entrega del diagnóstico al médico encargado del tratamiento y su registro en la historia clínica electrónica. Así pues, implica una integración de diferentes sistemas de información, instrumentos y fases de trabajo. La automatización incluye dos áreas distintas e interconectadas: por un lado, la automatización de los flujos de trabajo y de los procesos y, por otro lado, la automatización de las fases individuales del trabajo. La automatización de flujos y procesos nos permite optimizar la forma en la que gestionamos nuestras muestras, que está cambiando en la actualidad. Al pasar de un “estado” a otro, cambian sus características y su cantidad: pasamos de recipientes en fase líquida, que se utilizan para generar varios bloques de parafina y que, a su vez, serán la fuente de múltiples portaobjetos cada uno. El flujo de estos materiales, amplio y complejo, requerirá cada vez más el uso de tecnologías de automatización para las tareas de transporte, distribución, control y conservación. Asimismo, estas tecnologías serán fundamentales si se tiene en cuenta la tendencia actual de concentrar las actividades en laboratorios cada vez más grandes y complejos. Por su parte, la automatización de las fases requiere resolver problemas técnicos muy sofisticados, como la reproducción y la mejora de las actividades profesionales actuales de los técnicos de anatomía patológica. También en este caso la tecnología podrá aportar mejoras importantes en la estandarización de las fases de trabajo y su control en un entorno completamente rastreado.

Por último, será necesario lograr la implantación generalizada de la digitalización completa de las improntas citológicas e histológicas, donde se resuelvan los problemas relacionados con la conservación y la gestión de inmensas cantidades de datos. El objetivo final será contar con el apoyo diagnóstico ofrecido por las técnicas de inteligencia artificial, que deberán integrarse en los sistemas de gestión de nuestras unidades operativas.

01 barbareschi